sábado, 28 de julio de 2007

La Hipocresía Patocrática

Clinton contra la pobreza en Latino América, Blair hará las veces de mediador en el Medio Oriente, Al Gore está en una cruzada contra el calentamiento global, Wolfowitz en el Banco Mundial -institución que no es todo lo loable que se piensa-. Pareciera que estos patócratas nos quisieran tomar el pelo. Sus "nuevas misiones" son tan incongruentes en comparación a sus anteriores delesnables actos, que parece un mal chiste del que no podemos menos que esbozar una risa... pero nerviosa.

Este humor de los tiempos, es un humor negro acorde con la mentalidad psicopática de quienes son sus comediantes y que, además, develaría una agenda común de fascismo encubierto a nivel mundial.



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Será Tony Blair mediador en Medio Oriente

WASHINGTON / AP / Periódico A.M.
22-06-2007

El primer ministro británico Tony Blair está considerando la posibilidad de asumir el rol de mediador en el Medio Oriente una vez que abandone el cargo, confirmaron el miércoles fuentes estadounidenses e israelíes.

Aunque la oficina de Blair se abstuvo de hacer comentarios al respecto, fuentes estadounidenses confirmaron que el presidente George W. Bush le habló a Blair sobre el tema.

El subsecretario de Estado para asuntos del Medio Oriente, David Welch, habló con Blair en Londres el miércoles, y voceros tanto de la Casa Blanca como del Departamento de Estado elogiaron al mandatario británico como un candidato ideal para esa labor diplomática.

El primer ministro israelí Ehud Olmert también se expresó partidario de la idea.

“El personal de la oficina del primer ministro están al tanto de esta idea y el primer ministro Olmert es un gran partidario del primer ministro Blair y de su continua participación en el proceso de paz del Medio Oriente”, dijo la portavoz oficial israelí Miri Eisin.

Clinton lanza campaña contra la pobreza en América Latina junto a Carlos Slim

EFE / Emol.com

Nueva York.- La fundación del ex Presidente de Estados Unidos Bill Clinton se alió con el empresario mexicano Carlos Slim, el segundo hombre más rico del mundo, y el magnate canadiense Frank Giustra, para luchar contra la pobreza en América Latina.

La campaña presentada hoy en Nueva York fue bautizada como la "Iniciativa para el desarrollo Sostenible Clinton Giustra” y cuenta con el respaldo de varias empresas mineras y de recursos naturales, además de los dos filántropos.

Clinton recibió el primer apoyo del canadiense, magnate de medios de comunicación y minería, quien ofreció para la iniciativa 100 millones de dólares y la mitad de todos los beneficios que obtenga en el futuro de la extracción de recursos naturales.

Por su parte, el magnate mexicano Carlos Slim aportará otros 100 millones de dólares a la campaña.

Se nos hace imperioso comprender qué hay en la mente de estas personas. Por ello son fundamentales los textos sobre psicopatía:

Hare, Robert D., en su libro Psychopathy and Antisocial Personality Disorder: A Case of Diagnostic Confusion, dice:

[…] vivimos en una “sociedad de camuflaje,” una sociedad en la cual algunos rasgos de psicopatía – egocentrismo, falta de preocupación por los demás, superficialidad, estilo por encima de la sustancia, el ser “cool,” la manipulación y demás – son cada vez más tolerados y hasta valorados. […] a los psicópatas no les es muy difícil infiltrarse en esferas de negocios, política, derecho, en el sistema judicial, el gobierno, el
sistema académico y otras estructuras sociales. Son los psicópatas egocéntricos, de sangre fría y sin remordimientos lo que se mezclan en todos los aspectos de la sociedad y que tienen impactos tan devastadores en la gente que los rodea, que provocan escalofríos a los oficiales de las fuerzas judiciales.

Además Hervey Cleckley en “The Mask of Sanity”, reflexiona:

Cabe recordar que su comportamiento típico derrota a lo que parecieran ser sus objetivos propios. ¿No es acaso él mismo quien se miente más profundamente con su normalidad aparente? A pesar de que miente a propósito a los demás y que es bastante consciente de sus mentiras, parece incapaz de distinguir de manera adecuada entre sus propias pseudointenciones, pseudoremordimiento y pseudoamor, y las respuestas genuinas de una persona normal. […]

Su consciencia de lo opuesto de la hipocresía es tan teórica de manera insustancial que se puede llegar a cuestionar si eso a lo que nosotros nos referimos principalmente al hablar de hipocresía puede atribuírsele a él o no. Dado que no tiene valores mayores, ¿puede decirse que se da cuenta correctamente de la naturaleza y la calidad de las atrocidades que su conducta inflige sobre otros.

Y Andrew M. Lobaczewski en “Political Ponerology: The Scientific Study of Evil Adjusted for Political Purposes”, habla sobre la psicopatía esencial o de base:

Su “sentido del honor” los invita a engañar y a injuriar a ese otro mundo humano y a sus valores. En contradicción con las costumbres de la gente normal, ellos sienten que la falta de cumplimiento de sus promesas y obligaciones es un comportamiento habitual.

También aprenden cómo sus personalidades pueden llegar a tener efectos traumatizantes en las personalidades de esa gente normal, y cómo sacar ventaja de esta raíz del terror con el propósito de alcanzar sus objetivos.

Esta dicotomía es permanente y no desaparece ni siquiera si ellos logran hacer realidad sus sueños de ganar el poder por encima la sociedad de gente normal. Esto demuestra que la separación está condicionada biológicamente.

En ésta gente un sueño emerge como una cierta Utopía juvenil de un mundo “feliz” y de un sistema social que no los rechazaría ni los forzaría a someterse a las leyes y costumbres cuyo significado les es incomprensible. Sueñan con un mundo en el cual su manera simple y radical de experimentar y percibir la realidad [es decir, mintiendo, engañando, destruyendo, usando a otros, etc.] dominaría, en donde se les aseguraría, por supuesto, la seguridad y la prosperidad. Esos “otros” – diferentes pero también más capacitados técnicamente – deberían ser puestos a trabajar para lograr este objetivo. “’Nosotros’, después de todo, crearemos un Nuevo gobierno, uno de justicia” [para los psicópatas]. Están preparados para luchar y sufrir por el bien de dicho mundo tan valiente, y también por supuesto, para infligir sufrimiento en los demás. Tal visión justifica matar a gente cuyo sufrimiento no los conmueve porque “ellos” no son lo suficientemente conespecíficos.

También resulta atinente la descripción que hace Lobaczewski del psicópata asténico -tipo que resulta estar muy difundido por Norteamérica:

El tipo más frecuentemente indicado y conocido es el del psicópata asténico que aparece en cualquier intensidad que se pueda concebir, desde una deficiencia patológica casi imperceptible hasta una obvia. Esta gente, asténica e hipersensible, no indica el mismo déficit evidente en el sentimiento moral y la capacidad de sentir una situación psicológica tal y como aparece en la psicopatía de base. Ellos son de algún modo idealistas y tienen tendencia a sentir unas puntadas superficiales de consciencia como resultado de su comportamiento defectuoso. En promedio, también son menos inteligentes que la gente normal, y su mente evita la coherencia y la exactitud en el razonamiento.

Su visión psicológica del mundo está claramente falsificada, por lo que nunca se les puede tener confianza en sus opciones acerca de la gente. Una especie de máscara envuelve al mundo de sus aspiraciones personales, el cual está en desacuerdo con las oficiales y exigidas por la situación. Su comportamiento para con la gente que no se da cuenta de sus fallos es urbano, y hasta amistoso.
[…]

Los casos más graves son aún más brutalmente antipsicológicos y despectivos de la gente normal; tienden a ser activos en los procesos de la génesis del mal en una mayor escala. A sus sueños no les falta un cierto idealismo similar a las ideas de la gente normal.

Les gustaría reformar el mundo a su antojo pero son incapaces de prever implicaciones y resultados de mayor alcance. Saborizadas con desviación, sus visiones pueden llegar a influenciar a rebeldes inocentes que realmente han sufrido una injusticia. La injusticia social existente puede llegar a parecer una justificación para una visión del mundo radicalizada y para la asimilación de tales visiones.


Lo que aprendí de Bush

Fotos de Clonny / 02-11-2005



Esta pancarta la llevó una niña en noviembre del 2005 a una manifestación contra la guerra de Irak, y dice:

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Lo que aprendí de Bush:
1. La mentira está BIEN.
2. El engaño está BIEN.
3. La tortura está BIEN.
4. Negar los derechos humanos está BIEN.
5. Descuidar a los pobres está BIEN.
6. Ser un hipócrita religioso está BIEN.
7. La matanza está BIEN.
8. La incompetencia está BIEN.
9. El clientelismo está BIEN.

What I learned from BUSH
1. Lying is O.K.
2. Cheating is O.K.
3. Torture is O.K.
4. Taking people's rights is O.K.
5. Neglecting the poor is O.K.
6. Being a religious hypocrite is O.K.
7. Killing is O.K.
8. Incompetence is O.K.
9. Cronyism is O.K.


¡Cuánta razón tiene esta niña! La patocracia no sólo actúa de esas formas, sino que intenta que las personas normales aprendan que esas son las maneras adecuadas de actuar en una sociedad. A esta degeneración moral se le llama ponerización y es un proceso complejo, el cual podemos evitar conociendo qué hay en la mente y, por lo tanto, cómo actúan los psicópatas.

Veamos en forma muy general de qué se trata esta ponerización, del libro de Andrew M. Lobaczewski:

La patocracia lo paraliza todo progresivamente

La gente razonable debe desarrollar un nivel de paciencia más allá del alcance de cualquiera que viva en un sistema normal de hombres, sólo para poder explicar qué hacer y cómo hacerlo a alguien psicológicamente anormal, torpe y mediocre. Esta pedagogía especial requiere de un buen tiempo y esfuerzo, pero de lo contrario no sería posible mantener condiciones de vida tolerables y logros necesarios en el área económica ni en la vida intelectual de una sociedad. Sin embargo, la patocracia se inmiscuye progresivamente en cada lugar y lo entorpece todo.

Aquellas personas que en un comienzo encontraban atractiva a la ideología original, pasan a darse cuenta eventualmente de que en verdad están tratando con otra cosa.

Este desencanto que experimentan tales adherentes ideológicos de antes es amargo al extremo.

Los intentos de la minoría patológica por retener el poder estarán por lo tanto siempre amenazados por la sociedad de gente normal cuya crítica continúa creciendo. Por un lado, se debe emplear absolutamente cualquiera de los métodos de terror y de las políticas de exterminación en contra de los individuos conocidos por sus sentimientos patrióticos y su entrenamiento militar; por el otro, también se emplean actividades específicas de “adoctrinamiento” tales como las que hemos presentado. Individuos carentes del sentimiento natural de estar ligados a la sociedad se vuelven irremplazables en cualquiera de estas actividades. Una vez más, el primer plano debe ser ocupado por casos de psicopatía de base, seguidos de aquellos con anomalías similares, y finalmente de gente alienada de la sociedad en cuestión como resultado de diferencias raciales o nacionales.

El fenómeno de la patocracia madura durante este período: se construye un sistema de adoctrinamiento extensivo y activo, con una ideología adecuadamente restaurada que constituye el vehículo del caballo de Troya para el proceso de patologización del pensamiento de individuos y de la sociedad. El propósito nunca se admite: forzar mentes humanas para incorporar métodos experimentales patológicos y modelos de pensamiento, y consecuentemente aceptar dicho mandato. […]

Durante el shock inicial, el sentimiento de vínculos sociales se va debilitando; sin embargo, luego de que ha sido sobrevivido, la mayoría aplastante de la gente manifiesta su propio fenómeno de inmunización psicológica. Simultáneamente, la sociedad comienza a reunir conocimiento práctico sobre esta nueva realidad y sus propiedades psicológicas. Poco a poco la sociedad aprende a percibir los puntos débiles de tal sistema y utiliza las posibilidades de un orden más conveniente en sus vidas. Comienzan a aconsejarse mutuamente sobre estos temas, regenerando de ese modo lentamente los sentimientos de vínculos sociales y la confianza recíproca. Un nuevo fenómeno ocurre: la separación entre los patócratas y la sociedad de gente normal. Los últimos corren con ventaja en lo que se refiere al talento, las habilidades profesionales, y el sentido común sano. Por consecuente, tienen algunas cartas en sus manos. Finalmente la patocracia se da cuenta de que debe encontrar algún tipo de “modo de vivir” o de relacionarse con la mayoría de la sociedad: “Después de todo, alguien tiene que trabajar para nosotros.” […]

La Gente Normal Bajo el Dominio Patocrático

Tal como fue alegado anteriormente, en una patocracia bien desarrollada esta anomalía distinguida como psicopatía de base inspira al fenómeno en general… El mundo patocrático – el mundo de egoísmo y terror patológicos - es tan difícil de entender para las personas que se criaron fuera del alcance de este fenómeno que por lo general manifiestan una inocencia infantil, aunque hayan estudiado la psicopatología y que sean psicólogos de profesión.

Si una persona con un sustrato instintivo normal y una inteligencia básica ya ha escuchado hablar y leído acerca de tal sistema de dominio de la autocracia despiadada “basada en una ideología fanática,” siente que ya se ha hecho una opinión sobre el tema. Sin embargo, la confrontación directa con el fenómeno hace que se sienta indefenso intelectualmente. Todas sus ideas imaginativas previas resultan ser virtualmente inútiles; no explican casi nada. Esto provoca una sensación molesta de que él/ella y la sociedad en la que fue educado eran bastante inocentes…

Una de las diferencias observadas entre la persona normalmente resistente y alguien que ha sufrido una transpersonificación, es que la primera está mejor capacitada para sobrevivir en este vacío cognitivo desintegrante, mientras que la segunda llena ese vacío con material de propaganda patológica y sin los controles suficientes.

Cuando la mente humana entra en contacto con esta nueva realidad tan diferente de cualquier experiencia con que se haya topado una persona criada en una sociedad dominada por gente normal, libera síntomas de un shock psicofisiológico en el cerebro humano con un tonus mayor de inhibición de la corteza cerebral y con una represión de los sentimientos, que luego a veces pueden brotar descontroladamente. La mente humana funciona más despacio y con menos vivacidad, dado que los mecanismos asociativos se han vuelto ineficaces. Sobre todo cuando una persona está en contacto directo con representantes directos del nuevo gobierno, que usan su experiencia específica para poder traumatizar las mentes de los “otros” con sus propias personalidades, su mente sucumbe a un estado de catatonia a corto plazo. Las técnicas humillantes y arrogantes de esos representantes, sus paramoralizaciones brutales, entorpecen los procesos de pensamiento y las capacidades de autodefensa de la persona normal, y los métodos de experiencia divergentes que esto sujetos utilizan se fijan en su mente. …